En 1976 dos jóvenes amigos, Steve Jobs y Steve Wozniak, junto a un tercero no tan joven, Ronald Wayne, se juntaron para fundar la que hoy es una de las empresas tecnológicas más potentes del mundo. Sí, efectivamente me estoy refiriendo a Apple como la mayoría habrá adivinado rápidamente nada más leer los dos primeros nombres que aparecen en el párrafo, pero ¿y si hubiera nombrado solamente a Ronald Wayne? Pues seguramente muchos menos hubieran sabido que estaba haciendo referencia a Apple.

Wayne es el tercer fundador de Apple y también el menos conocido de los tres ya que unos diez días después de que la empresa del iPhone y el iPad fuera lanzada decidió abandonarla a pesar de que ambos Steves valoraban muy positivamente sus cualidades (se encargaba de mediar entre Jobs y Wozniak así como de temas burocráticos). "¿Y por qué lo hizo?” es la cuestión obvia a plantearse la cual el propio Ronald ha contestado recientemente, junto a otras cosas, en una entrevista concedida a la gente de CNN.

Por aquella época a Ronald la vida ya le había soltado algún tortazo importante y cuando decidió embancarse junto a Jobs y Wozniak en la fundación de Apple arrastraba consigo las importantes deudas que una empresa fallida de máquinas tragaperras puesta en funcionamiento por él le había generado. Su situación no era pues tan cómoda como la de los otros dos y le preocupaba caer nuevamente en un descalabro empresarial así que tras meditarlo finalmente decidió vender el 10% de las acciones de Apple que poseía por las cuales recibió 800 dólares.

Sí amigos míos, Ronald se deshizo del 10% de las acciones de una empresa por 800 dólares las cuales hoy rondarían un valor de aproximadamente 22.000 millones de dólares. A pesar de esto nuestro protagonista, a diferencia de lo que seguramente otros harían, apechuga con su mala decisión como un caballero y no se dedica a ir llorando por las esquinas. Cuenta su historia con total tranquilidad y para encima suelta cosas como que cree que cualquier cosa que tenga Jobs se la merece ya que ha luchado mucho para llegar a donde está. Finalmente, aunque Ronald no es multimillonario como consecuencia de una mala decisión, si que puede decir con orgullo que es uno de los padres de Apple, quien hizo el primer logotipo de la empresa, y el autor también del manual de instrucciones del Apple I.

Aunque conozco más casos como el de Ronald, o si no iguales sí bastante parecidos, me sigue sorprendiendo lo mucho que puede influir el factor suerte cuando se habla de negocios (o de cualquier otra cosa), aunque está claro que si hablamos de empresas la suerte es uno de los factores que menos peso tiene en la fórmula del triunfo. Y dicho todo esto para cerrar me quedo con una frase del propio Ronald Wayne: cuando estás en un punto crucial de la historia no te das cuenta de que de hecho estás en un punto crucial de la historia.

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