¿Caja Mágica o Teléfonica Arena? El debate se ha abierto. El Real Madrid de baloncesto no se encuentra del todo cómodo en su nuevo hogar desde el comienzo de la presente temporada. Según fuentes del club, se ha abierto un periodo de reflexión en el que se va a valorar la posibilidad de cambiar el escenario de los partidos locales.

Desde hace ya demasiado, el Madrid es un equipo nómada. Tras la destrucción del Raimundo Saporta situado en la antigua ciudad deportiva, se encontró buen acomodo en el Palacio Vistalegre, donde los blancos disputaron las últimas seis campañas. La afición parecía ya cómoda en el recinto del barrio de Carabanchel, que en su día también fue la casa del Estudiantes, pero el verano pasado se tomó la decisión de realizar la mudanza hacia la modernidad, la Caja Mágica, obra de Dominique Perrault que costó 160 millones de euros, propiedad del Ayuntamiento. Se firmó un contrato por cinco años, a más de millón de euros por campaña.

Sin embargo, la afición del equipo no ha visto con tan buenos ojos la instalación que, pese a su estética y modernidad, no parece estar hecha para la disputa de partidos de baloncesto. Las quejas son variadas.

La frialdad de los palcos VIP, por cuya venta la entidad ha ingresado alrededor de un millón de euros, para ser "un millón menos deficitaria", según reconocen desde los despachos; la seguridad en el entorno y los accesos; la molesta visibilidad que causa la ubicación de las cámaras de televisión; la pésima orientación de los asientos de las esquinas.

Este domingo la Caja Mágica estaba ocupada por la Gala MTV

El colmo llegó el pasado domingo por la mañana, cuando el equipo de Ettore Messina tuvo que disputar su partido liguero en el Telefónica Arena ya que la Caja Mágica estaba ocupada por la gala de la MTV. Ya antes del encuentro, grupos de aficionados pedían a los periodistas que diesen cobertura a sus quejas. "Queremos quedarnos aquí y no volver a la Caja Mágica", coincidían los muchos quejos. Tras el triunfo sobre el Lagun Aro (83-53), la megafonía anunció el partido de Euroliga ante el Brose Basket, este jueves, en la Caja Mágica. El público asistente (6.452 personas) recibió la noticia con abucheos y pitos.

El debate está servido. No es seguro que el Real Madrid pueda desembarazarse del contrato firmado, pero al menos va a escuchar a sus aficionados y a valorar la posibilidad de trasladarse a una cancha con mejores accesos, en un entorno más seguro y con la grada más cercana a la pista.

El Madrid ha disputado tres partidos como local en la Caja Mágica esta campaña. Y el problema no ha sido de asistencia. El club ha hecho esfuerzos (facilitó transporte colectivo) para mantener la media de espectadores. A la Caja Mágica se han acercado una media de 6.340 personas en las tres fechas consumidas (Manresa, Unicaja y Valencia), por los 6.100 que se acercaron a Vistalegre en el inicio de la pasada campaña, aunque eran encuentros con menor nivel o peores horarios (Lagun Aro, Murcia y el Asseco de Polonia).

La fidelidad se mantiene, pero la lealtad tiene un precio tan alto que el Madrid valora buscar otra instalación para no perder lo mucho ganado en la 'era Vistalegre'. El equipo de baloncesto, que sólo en situaciones excepcionales cubría las 5.500 butacas del Raimundo Saporta, pasó a congregar con asiduidad alrededor de 10.000 espectadores, la aspiración de una sección que no tiene demasiado donde elegir para una hipotética mudanza.

Sólo el Madrid Arena, donde el Estudiantes se presentaba hasta el pasado junio, parece una alternativa, en la medida en que también es propiedad del Ayuntamiento. Pero el Consistorio difícilmente negociará la huida del Madrid, pues supondría dejar sin uso la instalación emblema de la fallida candidatura olímpica de Madrid 2016, sin otra actividad que el Master Series de Tenis de Madrid (dos semanas al año) y el baloncesto blanco. De momento.

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