DERBI BARCELONÉS

Guardiola: "El equipo no deja de sorprenderme"

«El Barcelona roza casi la perfección», admite Pochettino, técnico perico

Iniesta aplaude a la afición perica, ayer.

Iniesta aplaude a la afición perica, ayer.

MARCOS LÓPEZ
CORNELLÀ DE LLOBREGAT

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una marea blanquiazul abandonaba anoche en silencio el templo de Cornellà. A esa hora, mientras los feligreses pericos caminaban deprimidos por las oscuras calles de los alrededores del estadio, Pep Guardiola aún festejaba en la intimidad del vestuario otra impresionante goleada de su equipo. Del

Barça que ha goleado en las cinco últimas jornadas con un asombroso fútbol: 0-8 al Almería, 5-0 al Madrid, 0-3 al Osasuna, 5-0 a la Real Sociedad y, anoche, 1-5 al Espanyol. Hasta Guardiola, el hombre que los guía desde el banquillo, está felizmente desconcertado por ese vendaval de juego. «El equipo no me deja de sorprender», confesó ayer.

En esa confesión de Guardiola quedó retratada la ambición de unos jugadores que no entienden de clásicos ni de derbis. Mientras, el españolismo se marchaba a casa asombrado del baño, aunque le quedó tiempo, todo hay que decirlo, para aplaudir a Iniesta como se merecía, pero sin lanzar siquiera reproches a sus futbolistas. Esa es la grandeza del Barça de Guardiola. Hace diminutos a sus rivales. «Estoy impresionado, quiero felicitar al equipo por la tranquilidad con la que prepara mentalmente un partido. Al Espanyol solo le habían hecho dos goles en casa y apenas concedía ocasiones», recordó el técnico azulgrana.

«UN DÍA SE ACABARÁ LA MAGIA» / Pero llegó el Barça y se lo llevó por delante con cinco goles y un montón de ocasiones que dejaron a Kameni, al pobre Kameni, pidiendo tan solo clemencia. «Me sorprende como mis jugadores han sabido desactivar al Espanyol a través del juego con ciertas cosas. Ha sido una gran noche para nosotros», recalcó Guardiola. «Jugábamos contra un señor equipo», agregó. Lo era hasta que apareció el Barça por Cornellà y devolvió el silencio al estadio más ruidoso que se recuerda en el fútbol español. Solo tuvo tiempo para levantarse con un gesto de grandeza y aplaudir a Iniesta, incluso con un doloroso y humillante 1-5 en el marcador de Cornellà. «Andrés sigue siendo aplaudido en todos los campos. Andrés se lo merece todo. Es el reflejo de lo que es esta institución», dijo un admirado Guardiola, quien aclaró «que un día se acabará la magia, eso es inevitable. Pero tarde o temprano se acabará. Solo depende de nosotros que dure más», añadió el técnico.

A Pochettino, mientras, le quedaron pocas ganas de hablar tras semejante varapalo. «El Barcelona está en un gran momento de forma, roza la perfección». Y punto.

A Guardiola, sin embargo, tanto elogio lo delegaba en sus jugadores. A veces, da la sensación de que él no tiene nada que ver en este fútbol tan orfebre, lleno de precisión y contundencia. «Son muy buenos y corren mucho», dijo el entrenador azulgrana. «El partido de Pedro habla por sí solo, solo hay que ver cómo aprieta él, cómo David ha jugado de lateral a veces y cómo Leo ha ido a todas las presiones», dijo después Guardiola, orgulloso sobre todo de la actitud de sus futbolistas. Son muy buenos y corren mucho, según él. Pero, además, hacen un generoso esfuerzo -«son tan solidarios en todo»- que lo convierten en un equipo irrepetible. Allí por donde pasan los azulgranas, la gente calla, mira asombrada y, al final, se pregunta de dónde vinieron estos marcianos.