Los bañistas eluden las señales de prohibición en la playa de Riazor

CLÁUDIa MORÁN A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Iria Vilas

El departamento de Seguridad del Ayuntamiento afirma que los usuarios se adentran en la zona del escalón pese a la señalización y las advertencias de los socorristas

19 jul 2016 . Actualizado a las 08:07 h.

La señalización que prohíbe el baño en las playas de Riazor y Orzán es una de las novedades del dispositivo de seguridad de este verano en los arenales de la ciudad. Sin embargo, y a pesar de los incidentes ocurridos en poco tiempo en el entorno del escalón de Riazor, los bañistas continúan adentrándose en esa y otras áreas de peligro de las dos playas. Este mismo domingo una mujer de 82 años tuvo que ser rescatada tras caer al mar en la zona próxima a las Esclavas.

La elusión de las señales por parte de los bañistas era visible ayer por la tarde en un arenal de Riazor abarrotado de gente donde varios adultos y niños se daban un chapuzón junto a las rocas, tanto a la altura de las Esclavas como del Playa Club, ante la impotencia de los socorristas. «La gente, sobre todo en la zona de la Coraza, quiere seguir paseando hasta el Orzán para ir y volver, quiere hacer todo el recorrido, y cuando ven la prohibición insisten en pasar», explica el jefe de Seguridad del Ayuntamiento, Carlos García Touriñán.

Una cuestión de tiempo

Uno de los objetivos de los socorristas el primer día de la temporada de playa, el pasado 15 de junio, era la de reforzar su figura en base a la cercanía con los bañistas y la concienciación sobre los peligros en los arenales, tales como escalones, corrientes o desniveles. Pero varios de ellos afirman que, pese a que advierten «continuamente» a los usuarios de los riesgos, muchos ignoran las directrices de los profesionales.

«Las medidas de prevención ya están, pero ahora hay que ir concienciando poco a poco a todo el mundo del peligro de la zona, y creo que va a ser una labor de tiempo», señala García Touriñán ya que, a su juicio, «a veces, la gente no aprecia el peligro cuando no lo ve claramente y dice ‘yo paso siempre por ahí’».

Así, el problema no sería la falta de medidas de seguridad -que incluyen señalización visual y acústica en castellano, gallego e inglés, además de ocho socorristas en Riazor y siete en el Orzán-, sino la baja sensación de peligro en los propios bañistas, que confían en su instinto y responden a las directrices del equipo de socorrismo defendiendo su experiencia en la zona. «El socavón lleva ahí toda la vida», aseguraba ayer Manoli, una bañista de Riazor que considera que «las señales son para los que no conocen la playa».

Otra escena que se ha repetido durante años es la de bañistas cruzando de una playa a otra por la orilla aprovechando la bajamar. «Ahora siempre hay presencia de socorristas en la Coraza y también señalización», asegura García Touriñán, quien añade que «el peligro fundamental» es la pleamar, cuando la marea alcanza su máximo nivel y comienza a bajar.

La señalización de la Coraza, tal como confirma el jefe de Seguridad del Ayuntamiento, «quedará permanentemente en la playa», también después del verano. Por contra, las señales verticales -que prohíben el baño en varios tramos, como los de escalón y desnivel-, «se sacan a veces cuando hay mucha bajamar, fundamentalmente porque en cada pleamar se las llevaría el agua», prosigue García Touriñán. Así, estas «estarán toda la temporada», pero no después de la época estival, ya que «en invierno hay mucha menos gente en la playa y los días de alerta naranja y roja estará en esa zona el grupo de rescate de los bomberos, por lo que ya no debería haber ningún problema», señala García Touriñán.

Los expertos relacionan la formación de socavones con la modificación de los arenales

La presencia de zonas de escalón en las playas de Riazor y Orzán es conocida por muchos usuarios de los arenales, pero no lo es tanto su formación. Varios expertos en geología relacionan la existencia de estos socavones con la modificación de las playas que restó terreno al mar. «La playa varía estacionalmente e intenta buscar su perfil de equilibrio, pero al haber metido aportes de arena que, además, tiene un tamaño de grano más grande, se desequilibra», explica Ramón Blanco Chao, profesor titular de geología de la USC. Según el director del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal, Ramón Vidal Romaní, «cuando se modifica la playa con relleno de arena no nos damos cuenta de que hay otra por debajo del nivel del mar. Nos parece que la playa va para atrás, pero en realidad no es así», señala el experto.

«Esto se nota mucho más en las playas artificiales», afirma Blanco Chao, una idea con la que concuerda su homólogo en A Coruña, quien asegura que «todo el litoral de Galicia está en regresión», cuyo nivel del mar «ha subido 40 metros en los últimos 15.000 años, que es muchísimo, aunque no lo parezca» y es «un proceso irreversible e imposible de detener». La solución, según Vidal Romaní, sería «rellenar la playa cada 4 años desde Riazor hasta la Casa de los Peces y subir la playa submarina 4 metros», algo que «costaría muchos millones de euros», por lo que concluye que «se está haciendo lo mínimo» para resolver el problema. En cualquier caso, el geólogo insiste en que «es la naturaleza quien le está comiendo espacio a la ciudad, y no al revés».