El joven que tuvo que escapar de Corea del Norte por su afición a las telenovelas

  • Redacción
  • BBC Mundo
Hak-Min Kim

Fuente de la imagen, Park Sangmun

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Las telenovelas y las películas extranjeras se convirtieron en un refugio para Hak-Min Kim.

Muchos disidentes norcoreanos han desertado el país por sus discrepancias con el régimen de Corea del Norte o acosados por el hambre.

Pero lo que llevó a que Hak-Min Kim fuera encarcelado y torturado, e hizo que eventualmente abandonara el país, fue su obsesión de mirar programas del exterior, en particular telenovelas surcoreanas.

Desde que tiene uso de razón, Hak-Min Kim ha sido un aficionado de los aparatos electrónicos, en su pueblo natal en Corea del Norte.

Y con sus habilidades de ingeniería no le fue difícil ingeniárselas para acceder secretamente a programas del exterior.

Esto en un país en el que los ciudadanos sólo tienen acceso a un canal oficial y mirar programas de medios extranjeros puede conllevar a prisión, torturas y hasta la muerte.

Niño prodigio

Kim comenzó a desmantelar aparatos electrónicos cuando era apenas un niño y sus vecinos pronto empezaron a llevar sus dispositivos a su casa para que los reparara.

"Mi mamá estaba encantada y me motivaba mucho. Y los amigos de mis padres venían a casa y estaban anonadados de que un niño tan pequeño podía reparar tantas cosas", dice.

"Tiempo después, agrega, todo el mundo en el vecindario traía sus aparatos electrodomésticos desde pequeños relojes, hasta computadoras, refrigeradores y lavadoras", agrega.

Hak-Min Kim

Fuente de la imagen, Elise Hu/NPR

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Kim comenzó a desmantelar aparatos electrónicos cuando era apenas un niño.

Mucha gente le llevaba VHSs para reparar y fue así como comenzó a desarrollar curiosidad e interés por las películas y los programas de televisión del exterior.

"En Corea del Norte, está prohibido el acceso a los medios extranjeros, (aunque es posible) recibir las señales de la televisión china".

"Los ingenieros del estado vienen a las casas a reparar los aparatos de televisión para que sólo se pueda ver un canal, pero como yo conocía de ingeniería, corregí eso", explica.

"Podía ver canales chinos, y en ese tiempo las telenovelas surcoreanas, conocidas como 'dramas K' eran muy populares en China", cuenta.

"Mi refugio"

Fue mediante las telenovelas surcoreanas -que en muchas ocasiones entraban de contrabando a Corea del Norte- cómo comenzó a tener una idea de la vida en el vecino país, hacia donde años más tarde tuvo que huir.

"También miraba 007 y estaba fascinado con cómo James Bond podía activar en su reloj un rayo láser que abría un agujero en la pared, o la pistola que reconocía a Bond y por eso no disparaba contra él. Paraíso puro!!!", explica.

Norcoreanos mirando la televisión estatal.

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Los norcoreanos sólo tienen acceso a la televisión oficial y mirar películas extranjeras es un crimen

El mundo de las películas y telenovelas se convirtió en un refugio para Kim, particularmente durante los años de la hambruna, entre 1995 y 1998.

"Recuerdo como las miraba a escondidas. Estaba pasando mucha hambre y mirar estas telenovelas me hacía sentir como si estuviera en el paraíso", dice Kim.

"Durante toda mi vida recuerdo que no había suficiente comida en casa y mi mayor felicidad era acurrucarme frente a un televisor a mirar esos programas".

Pero su pasión lo llevó demasiado lejos. El norcoreano comenzó a pasar esos programas a otras personas y fue eventualmente descubierto.

Arrestado tres veces

"Cuando veía algo bueno, quería compartirlo. Algunos amigos me lo pedían y comencé a pasarlos en memoria USB", cuenta Hak-Min Kim.

En una ocasión llevó una película a casa de un amigo y la vio con la familia de éste, pero un oficial del Estado se presentó, confiscó los dispositivos y preguntó de quién eran.

"Les dije que eran mías", explica.

Ejército norcoreano

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El régimen norcoreano castiga con prisión y tortura a quienes distribuyen programas del exterior: "uno de mis amigos murió en la cárcel", dice Kim.

En esa ocasión, tenía 17 años y lo perdonaron, pero posteriormente fue arrestado en otras dos ocasiones por el mismo crimen.

La tercera vez lo sorprendieron viendo una película con unos amigos y fue acusado de distribuir material ilegal, que conlleva una pena más dura.

Fue arrestado y torturado y uno de sus amigos murió en la cárcel.

"Me dijeron que mi crimen era muy grave y que conllevaba cadena perpetua", cuenta. Pero gracias a la presión de todos en el pueblo donde vivía fue liberado.

En ese momento decidió que tenía que salir del país y tras una década planeando su huida, Kim, que en ese entonces tenía 24 años, logró cruzar la frontera china y llegar eventualmente a Corea del Sur.

Hoy en día Kim puso un negocio para reparar iPhones y iPads en la universidad de Sogang, en Corea del Sur, donde estudia.

Ha llamado su negocio "Sogang Jobs", en honor a Steve Jobs.