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El papa y Obama buscarán terreno común en el Despacho Oval

El encuentro se verá seguido por un país fascinado por Francisco, un hombre humilde que rejuvenece el catolicismo estadounidense

WASHINGTON. En una escena que combinará política, religión y emoción, el papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tienen previsto reunirse en la grandeza del Despacho oval para avanzar en causas afines a ambos.

El encuentro se verá seguido por un país fascinado por Francisco, un hombre humilde que rejuvenece el catolicismo estadounidense al tiempo que altera los ánimos de sus conservadores.

El papa ofrece hoy, miércoles, por la mañana sus primeras palabras a Estados Unidos en el jardín de la Casa Blanca y hablar más tarde con los obispos del país. Ese discurso es muy esperado, dada la cierta desconexión entre el énfasis de Francisco en la justicia social y una Iglesia misericordiosa y la guerra cultural librada por los obispos estadounidenses en los últimos años por cuestiones como el aborto y los derechos de los homosexuales.

La visita del pontífice ha atrapado la atención de Washington desde el momento en que el sonriente Francisco salió de su avión vestido de blanco, perdió el solideo en la brisa y subió a un modesto Fiat color carbón, en una capital que puede mostrarse hastiada por las idas y venidas de líderes mundiales.

Washington es la primera parada en la visita del papa a Estados Unidos, que abarcará seis días y tres ciudades.

Gente de toda confesión quiso participar en el recibimiento, desde los cientos de personas que acudieron a la base aérea de Andrews a los espectadores que aguardaban ante la delegación diplomática donde se aloja el papa. Y luego están las 15.000 personas que se espera acudan a la recepción del miércoles en la Casa Blanca.

“Estos momentos importan”, dijo May Lynne Duncan, que se enfrentó al tráfico de los suburbios de Virginia para llevar a sus dos hijas ante la nunciatura.

Al margen del entusiasmo de los que asisten a la visita, el papa y el presidente, que tienen objetivos comunes pero dispares, tienen cuestiones serias que tratar.

Incluso antes de llegar a Estados Unidos para su primera visita al país, Francisco afrontaba críticas conservadoras hacia sus opiniones económicas. En su vuelo desde Cuba, el papa dijo a la prensa que algunas personas podrían tener una impresión poco precisa de que está “un poco cargado hacia la izquierda”.

“Estoy seguro de que nunca ha dicho nada que vaya más allá de lo que pregona la doctrina social de la iglesia”, dijo.

En cuanto a los conservadores que ponen en duda que sea un auténtico católico, añadió bromeando “si tengo que recitar el Credo, estoy dispuesto”.

Obama buscaba un impulso a sus propios esfuerzos por combatir el cambio climático, luchar contra la desigualdad de ingresos y fomentar la justicia social, entre otras cosas, encontrando terreno común con el papa. Los dos tienen grandes diferencias en otras cuestiones, como el aborto y el matrimonio homosexual.

Desde el punto de vista de Francisco, su próxima tras la Casa Blanca es quizá más importante. El pontífice de 78 años se reúne con la conferencia episcopal estadounidense, de 450 obispos, en la catedral de St. Matthew the Apostle.

Muchos obispos han tenido problemas con la nueva dirección que ha dado Francisco a la Iglesia, centrada en la justicia social. Casi todos fueron nombrados por los papa Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ambos dieron prioridad a establecer límites claros para el comportamiento y las creencias católicas ante la legalización del aborto, los avances en derechos de los homosexuales y el éxodo de tantos occidentales que se alejaron de la religión organizada.

La Iglesia estadounidense gasta cientos de millones de dólares al año en sus agencias de servicios sociales y pide desde hace años una reforma de la normativa de inmigración para reunificar familias, acoger a los refugiados y dar a los pobres una oportunidad de llevar una vida mejor. Pero la Conferencia Episcopal Estadounidense ha dedicado cada vez más recursos a costosas campañas sobre el aborto, los anticonceptivos y el matrimonio homosexual.

El primer papa nacido en las Américas también tendrá otra tarea el miércoles, cuando canonice al fraile español que llevó la fe católica a California.

Francisco tenía previsto celebrar la misa de canonización por Junípero Serra en español. Varios miles de las 25.000 entradas al acto se reservaron para personas hispanohablantes, muchas de California. La basílica del National Shrine of the Immaculate Conception erigió un santuario temporal en el pórtico este para la misa.

El jueves, Francisco ofrecerá el primer discurso de un papa al Congreso de Estados Unidos y hablará ante una cámara con mayoría de republicanos sumidos en una agria disputa con Obama por cuestiones como derechos de los homosexuales, inmigración, aborto y cambio climático. Esos mismos temas están sobre la mesa en los primeros meses de campaña presidencial.

Pese a todo el interés en los discursos de Francisco, sus encuentros sin guión en los que se verá con migrantes, presos y personas sin hogar podrían resultar memorables.

Se esperaba que el papa se reuniera con migrantes pobres y otros beneficiarios de organizaciones caritativas católicas en Washington, y con presos en Pennsylvania. También se le conoce por desviarse de la agenda para celebrar reuniones no previstas.

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