Durante años, Farreras ha profundizado en un lenguaje propio donde los relieves en madera mantienen una disquisición especialmente poética sobre cuál es su papel sobre la obra. En algunas ocasiones parecen la base de todo, el pilar de apoyo de la obra; en otras, tan sólo el lenguaje que emplea el autor para transmitir su intención, o se convierten en el mensaje final que impregna el concepto total de cada pieza.

Avanza en los materiales que se integran en sus trabajos de manera casi imperceptible pero asegurando la sorpresa del espectador que tropieza en su lectura con guiños, tal vez inconscientes a otros tiempos, a otros modos, bien a través de círculos de cartón, trozos de cuerda o barnices quemados. La obra de Farreras con el tiempo ha ido consolidándose hasta alcanzar un control absoluto del espacio, manejar con exactitud la proporción e incluso acertar con el justo empleo del color que busca un hueco entre los matices que provocan las maderas.